miércoles, 10 de abril de 2013

TIERRA QUEMADA



TIERRA QUEMADA

Soñé que andaba perdido,
olvidado en tierra extraña,
y por inciertos caminos
busqué el hogar de la infancia.
Sólo vi tierra quemada.
Ya mis padres habían muerto,
la casa estaba cerrada,
mis hermanos, como espectros,
con ademanes de estatua
y los ojos encendidos
de ira petrificada.

Ninguna canción antigua,
ningún eco en lontananza,
ni el jolgorio de los niños
ni el reír de las muchachas,
allí reinaba el silencio,
sólo vi tierra quemada.
Busqué el oro de los trigos,
las flores de las ventanas,
los verdores de la vega.
Sólo vi tierra quemada.
Busqué palabras de aliento
y hallé respuestas airadas;
falto de paz interior
los rugidos me acosaban
y cuando quise gritar
no respondió mi garganta.

Emprendí veloz huída,
el corazón me estallaba,
pasé barreras de espino,
de cambroneras y zarzas
y mirando al horizonte
sólo vi tierra quemada.
Me desperté con el sol
paternal de la mañana
con lágrimas en el rostro
y un desgarrón en el alma.

                               Juan Abenza









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