PARAISO PERDIDO
Un día regresaré
a la espiga y al naranjo,
donde quedaron dormidos
los proyectos más tempranos
y buscaré los amores
que mi partida lloraron.
El silbo del ruiseñor
en el temblor de los álamos,
arrullo de viejos sueños
que el tiempo ha petrificado
pondrá bálsamo a mi exilio,
olvido del tiempo amargo.
Iré a la orilla del río
y con la ilusión de antaño
haré con hojas de caña
media docena de barcos
y los pondré a navegar
hacia mis sueños dorados.
Ya me imagino el azud
con sus chorros plateados
y su zumbido profundo,
rumor de vida en el campo,
mientras los peces ensayan
el definitivo salto.
Me vuelvo al cañaveral
y a la flor de los granados
porque el cemento me oprime
y me muero en el asfalto,
he de emprender el camino
antes que llegue el ocaso.
No intentes volver atrás
o quedarás atrapado
en laberintos de niebla,
en espejismos de espanto.
Ese paraiso verde
que dentro llevas grabado
será la patria lejana
que siempre estarás soñando.
miércoles, 17 de abril de 2013
PARAÍSO PERDIDO
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Ahora viene el rio con agua, nene, tu agua, el auga de siempre, el agua de tu Itaca, de tu huerta Almazara, de la mía. Estos días, sí, el milagro ocurre, está ocurriendo. Hay croar de ranas sobre los Campos de Murcia, en El Rodeo, en la huerta Almazara de la Almazara de Valverde. No dejes de volver.
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